El nombre de esta calle se debe a la primera congregación de religiosas que se estableció en Santiago, en 1574. Gracias a la tutela del Cabildo, las Agustinas soportaron el periodo de la Conquista, el cual se caracterizó por su rudeza, ya que la mayoría de los hombres prestaba servicios en la guerra. Fue así como el convento de las Agustinas se transformó en el principal refugio para las mujeres que escapaban de los asaltos.
En un principio, el convento se extendía desde la calle de las Agustinas hasta Moneda. Luego agregaron una manzana más entre Bandera y Ahumada, llegando hasta La Cañada, actual Alameda.
Durante el siglo XVIII, las religiosas aumentaron sus riquezas y chacras. De esta forma, se dedicaron a educar a niñas necesitadas, enseñándoles a leer y a tocar guitarra, dando vida a entretenidas celebraciones. El pueblo se acercaba al convento para no perderse lo que allí sucedía.
En 1852, la congregación vendió la manzana norte, trasladando la iglesia a su ubicación actual.
Durante la Colonia se ubicó en esta arteria, entre calle San Antonio y Mac-Iver, la Universidad de San Felipe, donde actualmente se encuentra el Teatro Municipal, construido durante la República.